Días atrás el Canciller Ricardo Patiño anunciaba en un evento público junto a autoridades económicas del régimen, que el Ecuador había reducido sustancialmente el nivel de su deuda pública, tanto en valores absolutos como en su peso en relación al PIB, defendiendo de esta manera lo que él denominó un “manejo responsable” de la deuda. Las cifras que el Canciller exhibió parecen incontestables: en el 2006 la deuda externa pública totalizaba US$ 10.600 millones, mientras que a marzo 2011 bajó a US$ 8.678 millones, lo que pasó de representar el 24% del PIB en 2006 a apenas el 15% en el 2011. Es decir, el gobierno de Rafael Correa habría realizado una reducción de casi US$ 2.000 millones de nuestra deuda externa en 4 años, todo un ejemplo de ortodoxia y prudencia en el manejo del endeudamiento. Como era de sospechar, ese no es el caso. Lo que el Canciller olvidó mencionar es que esa reducción del endeudamiento externo, se produjo porque a finales del 2008, el estado ecuatoriano declaró un default unilateral respecto a los Bonos Globales 2012 y 2030 que totalizaban US$ 3.200 millones. Esto quiere decir que si consideráramos esos valores, en realidad el endeudamiento externo creció US$ 1.200 millones en 4 años (lo que equivale a aproximadamente US$ 784 mil diarios). Estos valores no consideran los US$ 2.000 millones del recientemente anunciado préstamo con el Banco de Desarrollo de China, ni los US$ 1.000 millones que ha recibido por concepto de venta anticipada de petróleo, y que por las características del contrato, más que un factoring representa un préstamo con garantía en forma de petróleo. Pero el problema no termina ahí. El endeudamiento público interno también ha crecido sustancialmente durante el gobierno de la revolución ciudadana. Si a Diciembre del 2006, el estado debía US$ 3.277 millones, a marzo del 2011 este rubro aumentó a US$ 4.552 millones, esto es US$ 1.274 millones adicionales en 4 años, o lo que es lo mismo, la deuda interna creció US$ 833 mil cada día. El problema con un incremento tan exagerado de la deuda interna no solo es que eventualmente los ecuatorianos tendremos que pagarla y para ello el gobierno de turno, tendrá que aumentar los impuestos o crear nuevos (llámense impuestos verdes, rosados o amarillos); sino que además el endeudamiento público interno, necesariamente desplaza al endeudamiento privado interno. Es decir, el dinero que el estado obtiene como financiamiento dentro del país, significa menos dinero disponible para que las empresas privadas puedan financiar sus proyectos de inversión y de esta forma crear nuevos empleos. Para muestra veamos lo que sucede con el IESS (ahora operando a través del BIESS). En el 2009, el IESS realizó nuevas inversiones en títulos de deuda del sector real por US$ 346 millones, mientras que al 2010 estas inversiones sumaron apenas US$ 150 millones, esto es un 57% menos. Por otro lado las inversiones en Bonos del Estado realizadas a través de las bolsas de valores por el IESS, pasaron de US$ 551 millones en 2010 a US$ 1.042 millones en el 2010, esto es un incremento del 89%. Esto es grave, pero aún el problema no acaba ahí. Al momento de analizar el manejo financiero de una empresa, no solo debe considerarse los valores de las cuentas de activos y pasivos que aparecen registradas en su balance, sino que es importante analizar los contingentes, es decir aquellas obligaciones que pueden volverse efectivas en cualquier momento dependiendo de que ocurran o no ciertos eventos. En el caso del Ecuador, estos contingentes son cuantiosos. Las demandas interpuestas por las compañías petroleras a quienes se les canceló intempestivamente sus contratos y por los tenedores de los bonos en default, ascienden a varios miles de millones de dólares. Eso es muy grave. Cuando la deuda de un país se incrementa en casi US$ 5.500 millones en apenas 4 años, no se puede hablar de un manejo responsable de la deuda. Por el contrario, se trata de un manejo tremendamente irresponsable tan solo comparable al desastroso manejo de las relaciones internacionales del Ecuador a cargo del propio Canciller Patiño. *Publicado en LaRepublica.ec el 5 de Julio de 2011