martes, 20 de noviembre de 2012

La cabalgata de Jairala


Charlie Crist es un conocido político norteamericano, fue Gobernador de Florida entre el 2006 y 2010 por el Partido Republicano. En el 2010 se presentó a las primarias republicanas como candidato a Senador por ese estado, pero cuando se dio cuenta que las encuestas le eran desfavorables frente a Marco Rubio,  un joven legislador estatal cubanoamericano, decidió abandonar ese partido y ser candidato independiente en la elección general. Rubio terminó ganando esa elección con el 49% de los votos, por encima de Crist y del candidato demócrata. Este año, Charlie Crist dio un paso más en su proceso de “transformación ideológica” al ser invitado a intervenir dentro de la Convención Demócrata, la cual aprovechó para atacar a su ex partido al que acusó entre otras cosas de “estar secuestrado por intereses económicos” y de tener “alergia a la cooperación”. Es un secreto a voces que Crist intentará volver a ser Gobernador de Florida en el 2014, esta vez representando al Partido Demócrata. Charlie Crist representa la quintaesencia de lo que en Ecuador llamaríamos un “político camisetero”.
En nuestro país existe un personaje con una trayectoria muy similar a la de Crist: se trata de Jimmy Jairala, el actual Prefecto del Guayas.  Jairala luego de abandonar su carrera como periodista y presentador de noticias, fue reclutado por el PRE en el 2004 para ser candidato a Alcalde de Guayaquil frente a Jaime Nebot, elección que perdió por amplio margen. En el 2006 tuvo mejor suerte y resultó electo Diputado por Guayas en representación del PRE, aunque duró menos de un año en el cargo debido a que la Asamblea Constituyente del 2007 cesó en sus funciones al Congreso Nacional elegido el año anterior.
A finales del 2007, funda el movimiento Centro Democrático con el que realiza una campaña para promover el NO en el referendo constitucional del 2008, luego de lo cual se postula para Prefecto del Guayas en la elección del 2009 en representación del movimiento UNO en alianza con Sociedad Patriótica. En una disputada elección y utilizando un discurso de oposición al régimen, Jairala fue capaz de imponerse sobre Pierina Correa, la hermana del presidente. Tres años después, Jairala hizo pública su decisión de apoyar la reelección de Rafael Correa, citando entre otras razones la colaboración y cercanía que ha mostrado su gobierno. Había completado de esta forma su propio proceso de transformación política, del cual Charlie Crist podría sentirse orgulloso.
Este fin de semana, el Prefecto del Guayas organizó una Cabalgata de Integración Montubia que partió desde la vía a Samborondón hasta la Asociación de Ganaderos en Durán. Dicho evento que no fue debidamente publicitado, generó un caos vehicular por varias horas tanto en la vía a Samborondón, en el Puente de la Unidad Nacional y en Durán. Ante las múltiples críticas de los ciudadanos afectados en su movilización, el Prefecto Jairala respondió a través de su cuenta de twitter utilizando un lenguaje propio de la Revolución Ciudadana a la que es afín actualmente: “Siento vergüenza ajena… de gente de la vía La Puntilla-Samborondón que discrimina al pueblo montubio”, “2.500 caballistas… se atrevieron a pisar “su vía”… No entienden que Guayas es una provincia montubia”.
Lo que el Prefecto parece no entender es que la reacción de quienes se vieron afectados por el caos en el tránsito, no tiene nada que ver con discriminación al pueblo montubio, sino con el rechazo a una autoridad incompetente que mostró un total desprecio por los habitantes de las zonas afectadas por el recorrido, que pudo realizarse tranquilamente en otro lugar y en otro momento.
El prefecto dice sentir vergüenza ajena, yo creo que mejor haría sintiendo vergüenza propia por la forma en que ha traicionado a sus electores, quienes lo eligieron por ser el representante de la oposición en esa elección. Considero que debe ser una prioridad para la oposición en el 2013 derrotar a Jairala tanto si se presenta a la reelección a la Prefectura, como si decide aventurarse nuevamente a la Alcaldía de Guayaquil.
En una reciente entrevista, Marco Rubio refiriéndose a su ex rival dijo que a Crist “se le están acabando los partidos por los cuales ser candidato”.  Jimmy Jairala no tiene esos problemas, y no sería de sorprenderse que por lo ha sido su trayectoria y por lo que representa, un día de estos termine siendo candidato de Ruptura.
*Texto publicado originalmente en LaRepublica.ec el 20 de noviembre de 2012

martes, 6 de noviembre de 2012

Obama y el aborto como arma electoral


Todo hace pensar que esta noche Barack Obama será reelegido como Presidente de los Estados Unidos, aunque probablemente por un margen muy estrecho en el voto popular. De confirmarse su victoria, ese triunfo se lo deberá especialmente a las diferencias que obtenga en dos segmentos importantes de la población: las mujeres y los latinos.
Cuando las encuestas posteriores al primer debate mostraron que el candidato republicano empezaba a despegarse, la campaña de Obama no dudó en apelar al divisivo tema del aborto como arma para tratar de recuperar la ventaja, que parecía escapársele de las manos, entre las mujeres, segmento que históricamente ha constituido una pieza clave de las victorias demócratas. Inclusive llegó a acusar a los republicanos de declararle una “guerra a las mujeres”. El candidato que en el 2004 había ganado las elecciones con un mensaje de “esperanza” como lema de campaña, se había transformado en el candidato del miedo.
En lo que constituye uno de los anuncios publicitarios más virulentos de una campaña caracterizada por su negatividad, Obama acusó a Romney de pretender ilegalizar el aborto en todas las circunstancias, para lo cual se sirvió del viejo truco de sacar de contexto una frase en la que Romney dice que estaría feliz de firmar una ley en la que se reversara el precedente jurídico de la sentencia del caso Roe vs. Wade, que permite la interrupción de los embarazos en cualquier momento. Lo que el anuncio no muestra es que a continuación Romney expresa que al tratarse de un Estado Federal, el tema del aborto debe ser definido por cada uno de los estados. Este comercial además pretendía inducir a confusión respecto a la verdadera posición de Romney sobre el aborto, ya que el republicano cree que debe permitírselo para casos de violación y cuando esté en peligro la vida de la madre (su binomio, el congresista Paul Ryan, sí cree que el aborto debe estar prohibido en todos los casos).
El que Obama haya decidido poner los temas valóricos en el centro del debate, es algo completamente entendible considerando el mal estado de la economía americana, agravado durante su mandato, y es algo que difícilmente sorprende, teniendo en cuenta que Obama a lo largo de su carrera política (incluyendo la presidencia), consistentemente ha defendido una agenda extremista en el tema del aborto.
Siendo legislador estatal de Illinois, Barack Obama fue el único miembro de esa cámara que intervino públicamente para oponerse a una legislación que reconocía como personas a los bebés nacidos vivos como resultado de un aborto fallido y que obligaba a los doctores que practicaron el aborto a brindarle todos los cuidados para tratar de salvar su vida. Obama votó tres veces en contra de esa ley. También en Illinois, Obama se opuso a la prohibición de los abortos que se encuentran en el último trimestre de gestación, práctica que se conoce como Partial Birth Abortion.
Ya como presidente, una de sus primeras acciones fue la de levantar la prohibición de que el gobierno federal financie a grupos pro aborto en el exterior[i], instaurada por su predecesor, George W. Bush. En el 2010, impulsó una reforma masiva al sistema de salud, que entre otros puntos asigna cuantiosos fondos federales a instituciones pro aborto como Planned Parenthood. En el 2012 dictó un mandato que obligaba a las instituciones vinculadas con organizaciones religiosas a incluir dentro de sus planes de seguros médicos para sus empleados, la cobertura de métodos anticonceptivos y de píldoras abortivas, en clara violación de los preceptos del respeto a la libertad religiosa.
Es de esperarse que un segundo mandato de Obama, no haga más que profundizar las políticas radicales a favor del aborto llevadas a cabo por su primera administración y de eso serán cómplices los votantes latinos, quienes aunque se oponen mayoritariamente al aborto, han abrazado al Partido Demócrata ante lo que consideran como una política antiinmigrante del Partido Republicano. Solo queda la esperanza de que en el futuro los republicanos sean capaces de articular posiciones incluyentes hacia los latinos, que les provean de los suficientes márgenes electorales para reversar algunas de las políticas instauradas por quien es sin lugar a dudas, el presidente más abortista de la historia de los Estados Unidos.
*Texto publicado originalmente en LaRepublica.ec el 6 de noviembre de 2012

viernes, 5 de octubre de 2012

Hay un camino para Venezuela


El contraste entre las dos alternativas que se les presenta a los venezolanos este domingo no podría ser mayor. Por un lado se presenta Hugo Chávez, quien tras trece años de gobierno, se presenta una vez más a la reelección con vistas a obtener un nuevo mandato de seis años, periodo que se desconoce si el cáncer que padece le permitirá terminar y por otro Henrique Capriles Radonki, el joven gobernador del Estado de Miranda, quien representa a la opositora Mesa de la Unidad Democrática.
Las diferencias entre Capriles y Chávez no son sólo de forma, aunque la diferencia de estilos sea brutal. Mientras el joven Capriles (42 años), derrocha energía y optimismo en su campaña que ha recorrido los 23 estados de Venezuela, Chávez (58 años) limitado severamente por su enfermedad, ha recurrido en esta campaña a sus mejores herramientas (y quizás las únicas que le quedan): el insulto y la división, llegando inclusive a hacer un velado llamamiento a la violencia en caso de que el resultado le sea adverso. Mientras Capriles desafía a Chávez a debatir, Chávez se limita a descalificar a su adversario llamándolo despectivamente “majunche” (mediocre). Mientras Capriles invita a sus compatriotas a soñar con un futuro mejor, Chávez se dedica a revivir los fantasmas del pasado tildando a la oposición de neoliberal, sin considerar que la Mesa de Unidad Democrática es una alianza de partidos que incluye desde el tradicional partido socialcristiano COPEI, hasta el Movimiento al Socialismo (MAS), antiguo aliado de Chávez.
Capriles representa para Venezuela en esta elección mucho más que el mal menor. Pese a su juventud, Capriles acumula una amplia experiencia política alcanzada en sus cargos de Diputado, Alcalde y Gobernador, que le será útil en el caso de ganar, al momento de gobernar Venezuela en lo que será sin duda, uno de los momentos más complejos de su historia. Capriles ha demostrado con hechos que no tolerará la corrupción. Cuando surgió un video que comprometía a un diputado de su partido en presuntos actos ilícitos, Capriles no dudó en separarlo inmediatamente de su agrupación y pidió que las autoridades investiguen y establezcan responsabilidades. Aunque gobernar con una coalición tan amplia, constituye un desafío para cualquier gobernante, Capriles tiene un gran puntal en su partido, Primero Justicia, el cual fue el partido opositor más votado en las elecciones legislativas del 2010 y está llamado a ocupar el puesto que un día tuvo COPEI en el escenario político venezolano (lo mismo podría decirse del socialdemócrata Un Nuevo Tiempo en relación a Acción Democrática).
Todo hace pensar que el resultado de esta elección será reñido, pero en una campaña en la cual ha existido una verdadera guerra de encuestas, donde se muestran resultados tan dispares desde un posible triunfo chavista por más de veinte puntos, hasta un triunfo de la oposición por casi diez, resulta válido analizar la tendencia que han tenido tanto la oposición como el gobierno durante los últimos procesos electorales, que incluyen tanto las elecciones presidenciales del 2006, regionales del 2008 y las parlamentarias del 2010, como los plebiscitos del 2007 y 2009. Un análisis estadístico realizado por el comentarista venezolano Angel Da Silva, muestra como la tendencia en cada uno de los estados es de una reducción del voto chavista y un incremento sostenido del voto opositor. De acuerdo a la estimación de Da Silva, Capriles se impondría con un 53% de los votos y obtendría el triunfo en al menos diez estados (entre ellos los más grandes Miranda, Zulia y Carabobo y el hasta ahora esquivo Distrito Capital), lo que está muy en la línea con las percepciones que tiene la oposición venezolana en terreno y lo que sería un triunfo lo suficientemente holgado como para prevenir posibles intentos gobiernistas de manipular los resultados.
Aunque en política no cabe hablar de determinismos insuperables, el análisis de Da Silva es especialmente válido porque se trata de un proceso político que viene en franco desgaste y que teniendo trece años en el poder, a esta elección se presenta sin nada nuevo que ofrecer a los venezolanos, mientras la oposición recurre a una alternativa mucho más atractiva que lo que representó Manuel Rosales en el 2006.
Las repercusiones del resultado de la elección de este domingo, serán grandes en todo el continente, pero en ninguna parte serán tan importantes e inmediatas como en Ecuador, donde elegiremos presidente el próximo febrero. Todo hace pensar que el camino que elegirán los venezolanos será el de la libertad y el progreso, esperemos que sea el mismo por el que optemos los ecuatorianos el próximo año.
*Publicado originalmente en LaRepublica.ec el 5 de octubre de 2012

sábado, 30 de junio de 2012

México y la Guerra contra las Drogas


Los mexicanos acuden este domingo con una idea muy clara respecto a la identidad de su próximo presidente, pero con muchas dudas respecto al futuro de la Guerra contra el Narcotráfico que libra ese país desde el año 2006.

Todas las encuestas en México dan como ganador al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto. La última encuesta publicada por el diario Reforma_, le otorga una ventaja de diez puntos sobre Andrés Manuel López Obrador del izquierdista PRD y de diecisiete puntos sobre Josefina Vázquez Mota, la candidata del oficialista Partido de Acción Nacional (PAN).

El triunfo aparente de Peña Nieto se trata más de una victoria por descarte, ante las debilidades de sus dos principales opositores, y menos de sus propios méritos. Por una parte López Obrador con su discurso populista de izquierda, representa una alternativa inaceptable para gran parte de la clase media mexicana, la cual terminó de desencantarse de él, cuando en la elección anterior pretendió desconocer los resultados, y se autoproclamó “Presidente Legítimo”_, acampando en la Plaza del Zócalo de la Ciudad de México durante varias semanas, caotizando a la capital mexicana. De otro lado se encuentra la candidata del PAN, quien ejerció con gran eficacia varios ministerios en los gobiernos de Fox y Calderón, y es actualmente Diputada Federal. Poseedora de un gran carisma y de reconocida solvencia en el manejo de los asuntos públicos, ella era sin lugar a dudas la mejor contendiente que el PAN podía presentar en esta elección. Sin embargo, el cansancio en los votantes luego de casi 12 años de gobierno del partido de derecha, el machismo que aún impera en los estratos populares y una campaña plagada de errores, hicieron que su candidatura no tuviera jamás posibilidades reales de triunfo. 

Así, la victoria de Peña Nieto se dará pese a sus conocidas limitaciones intelectuales (para muestra el incidente en la Feria del Libro donde no pudo nombrar tres libros que le gustaran_), y a la justa preocupación que genera que una vez en el poder, el PRI retome las prácticas de corrupción con las que gobernó México en forma ininterrumpida por más de 70 años.

Pero quizás aún más preocupante es la dirección que el nuevo gobierno le dará a la guerra contra el narcotráfico que tantos sacrificios en vidas humanas (cerca de 50.000 personas han muerto en seis años_) y dinero ha costado al pueblo mexicano. Es un secreto a voces que varios gobernadores estatales pertenecientes al PRI, mantienen pactos con los carteles del narcotráfico_, el temor es que es que este tipo de pacto se replique a nivel federal de llegar Peña Nieto al poder. Y muchos esperan que Peña Nieto gane precisamente por ello.

Existen dos corrientes de pensamiento entre quienes defienden el fin de la guerra contra el narcotráfico, ya sea de forma abierta a través de una legalización de las drogas o de forma subrepticia a través de un pacto con el crimen organizado. En un primer grupo se encuentran quienes consideran a la prohibición del uso de drogas un despropósito por ir en contra de las libertades individuales; mientras que otro grupo, aunque admite los efectos nocivos del narcotráfico y encontrarían deseable su eliminación, creen que es simplemente imposible derrotarlo y es mejor no intentarlo. Ambos se equivocan.

Quienes defienden la legalización de las drogas en nombre de la libertad, tienen un pobre concepto de ella. A ellos hay que recordarles que la libertad no consiste únicamente en la posibilidad de elegir, la libertad implica la capacidad de elegir el bien. Quienes hemos tenido contacto con personas que sufren de adicción a las drogas, sabemos que no hay personas menos libres que ellos, son seres que han perdido toda fuerza de voluntad y cuyas vidas se han convertido en un verdadero infierno.

Quienes creen que la lucha contra el narcotráfico es necesariamente una batalla perdida también se equivocan. Ese era precisamente el razonamiento al que Churchill tuvo que enfrentarse en Inglaterra antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando la posición mayoritaria en los políticos ingleses era que Hitler era demasiado poderoso como para poder ser derrotado, todos sabemos cómo terminó esa historia. Un caso más reciente y más cercano a nuestra realidad es la situación en la que se encontraba Colombia ante de la llegada de Uribe a la presidencia, era tal el poderío de las FARC que Pastrana desmilitarizó un territorio de 42.000 km2 en la zona de San Vicente del Caguán, lo cual significó en la práctica la entrega del control de esa región a los terroristas. Ocho años de un gobierno convencido de que sí era posible derrotar al narcoterrorismo, terminó por dejar a las FARC contra las cuerdas y en un proceso irreversible que conducirá a su desaparición.

El desafío que México enfrenta en su Guerra contra el Narcotráfico es enorme y muy grande es la tentación para los políticos de ceder ante el crimen organizado para evitar que aumente el número de víctimas de la violencia. Pero pretender que es posible alcanzar la paz aplacando a los criminales, es desconocer la historia. La paz que perdura ha sido y seguirá siendo consecuencia de la guerra, pero para eso hace falta tener la resolución y el liderazgo que tuvieron Churchill y Uribe en su momento, resolución y liderazgo que Enrique Peña Nieto no le ofrece a México.