sábado, 26 de enero de 2013

Mauricio Rodas no suma, resta


La adopción de un slogan es sin lugar a dudas una de las definiciones claves de una campaña electoral, ya que implica la difícil tarea de expresar a través de pocas palabras el ideal o sueño que un candidato quiere plantear al electorado. No pocos candidatos han tropezado al momento de escoger su lema, pero en el caso de Mauricio Rodas y el Movimiento Suma, la elección de la falaz frase “Nuevo es Mejor”, representa un esfuerzo deliberado por apelar a los instintos más superficiales y banales del electorado. Un esfuerzo comparable al de aquellos movimientos y partidos que intentan beneficiarse de la popularidad de bailarinas y futbolistas incluyéndolos en sus listas para la Asamblea.
Es precisamente esa superficialidad al enfrentar la política, la que llevó a que los ecuatorianos, al grito de “que se vayan todos” y el “hay que acabar con la partidocracia”, avalaran con su voto a quienes (antes Gutiérrez y luego Correa) proponían abiertamente acabar con lo poco que nos quedaba de institucionalidad y que terminó con el reemplazo de la denostada partidocracia por un monopartidismo que hoy copa impúdicamente todos los poderes del estado.
Es mucho lo que se puede criticar del slogan escogido por SUMA, pero al menos es coherente con aquello que su líder le plantea al país. Es que precisamente, Rodas representa la novedad por la novedad. Su principal argumento para solicitar la confianza de sus conciudadanos no es una carrera dedicada al servicio público que culmina en una campaña presidencial, o su trayectoria en el sector privado desde la cual ha contribuido a la creación de riqueza y a la generación de puestos de trabajo, o unas contribuciones académicas sobresalientes recogidas en publicaciones que han influido a la sociedad, o una vida dedicada a atender a los más necesitados que lo hayan dotado de una sensibilidad especial para enfrentar los problemas de nuestro país. No, el argumento es mucho más sencillo: es nuevo.
Es poco lo que el país conoce de la vida de Mauricio Rodas, además del hecho de haber vivido durante varios años en México trabajando en un centro de políticas públicas denominado Ethos, tiempo en el cual fungió además como asesor de varios políticos mexicanos y periodo en el cual Rodas habría llegado al convencimiento de que su país lo necesitaba, y de tomar la decisión de regresar al Ecuador hace pocos años. Por ello sería muy importante que el país conozca: ¿de qué vive el candidato Rodas? (más allá de la generalidad de definirse como consultor) , y ¿quiénes financian su campaña?, no sólo la actual, sino también la que realizó previamente denominada “El micrófono del respeto”.
Lo que sí sabemos de Rodas, es que su hermano Armando, un ex ministro de Economía, apareció en los pativideos haciéndole proposiciones indecorosas al hoy Canciller Patiño . No es que un candidato tenga responsabilidad sobre las acciones de sus familiares (como enfáticamente lo ha defendido el actual presidente ), pero sí es de esperarse que el candidato Rodas, le diga frontalmente al país que en un hipotético gobierno suyo, los asuntos del estado no se manejarán de la manera tan poco transparente como proponía Rodas, el ex ministro.
No está de más decir que no todo es negativo respecto a la candidatura de Rodas. El haber sido capaz de involucrar en política a gente valiosa (en especial en Pichincha y Manabí), tiene mucho mérito y es cierto que entre sus propuestas de campaña, existen algunas que merecen ser consideradas por el próximo gobierno. Pero esos argumentos palidecen ante la trascendencia de la elección a la que nos enfrentamos. El que pese a ello, Rodas haya decidido participar y al mismo tiempo incrementar el riesgo de que Correa gane en primera vuelta, sólo puede explicarse por dos posibles razones: un egoísmo tan irresponsable que lo lleve a estar dispuesto a sacrificar los intereses del país con tal de posicionar su nombre para una futura elección, o una ingenuidad tan peligrosa que le impida darse cuenta de la gravedad del momento que vivimos. Considero que ambas explicaciones descalifican a Mauricio Rodas, como una alternativa válida en el futuro para quienes defendemos los valores democráticos.
La ambición en un político lejos de ser un problema, puede ser de gran ayuda ya que esa motivación les puede llevar a dejar de lado la comodidad y a tomar decisiones arriesgadas que de otra forma no harían. Pero hay un momento para todo, y el momento elegido por Mauricio Rodas y su equipo no podría ser peor.
*Texto publicado originalmente en LaRepublica.ec el 26 de enero de 2013

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