El día de mañana los griegos se enfrentan a su segunda elección general en menos de dos meses, luego de que el resultado de la elección del 6 de mayo no permitió que los partidos políticos griegos pudieran ponerse de acuerdo para conformar una mayoría que permita gobernar el país.
Las alternativas que tiene Grecia son claras: una mayoría liderada por Nueva Democracia (centro derecha) que privilegie las duras políticas de austeridad exigidas por Europa como condición para permanecer en la zona euro o un gobierno de Syriza (Coalición de Izquierda Radical), que ofrece dejar a un lado la austeridad tratando de mantener a Grecia en el euro, aunque no se ve como puedan ser compatibles ambos.
Las consecuencias de una posible salida de Grecia de la zona euro serán muy graves. Empezarán por un probable default de la deuda griega, quiebra de su sistema financiero, crisis social y política, violencia en las calles. Los bancos europeos sentirán una fuga de depósitos aún más fuerte a la que soportan en la actualidad, en especial los bancos franceses e italianos que son los más expuestos a la deuda griega. España será rebajada a la calidad de Bonos Basura (actualmente está tan solo a un escalón). EEUU, China y el resto de economías desarrolladas serán empujadas a la recesión por culpa de los eventos europeos y eso producirá una caída estrepitosa en el precio de los commodities (petróleo, cobre, etc.), afectando severamente a las economías de los países que dependen de los mismos como es el caso de los países latinoamericanos.
Las últimas encuestas muestran un empate técnico entre Nueva Democracia y Syriza, y mucho importa el orden en que lleguen, ya que el sistema electoral griego contempla que el ganador obtenga 50 escaños adicionales por el hecho de quedar primero.
El futuro de la economía global depende del resultado de esta elección, en la que solamente deciden los ciudadanos griegos. Al resto del mundo, solo nos queda cruzar los dedos.
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